dimecres, 1 d’agost del 2007

Orejas contra el volcán

Levantamos el campo de Borgarnes bien trempanito porque nos espera un día cargadito... de camino a nuestro destino principal nos paramos para contemplar un cráter perfecto en Eldborg.


Pocos kilómetros después otra parada obligatoria, las columnas enormes de basalto que se encuentran en Gerduberg


por fin, después de pasar un tortuoso puerto de montaña (empezamos a catar de verdad las "carreteras" islandesas) llegamos a Olafsvik desde donde en teoría iniciaremos la subida al Snafellsjökull, seguramente el volcán islandés más popular, ya que fue inmortalizado en la novela de Julio Verne Viaje al centro de la tierra, aquí es según esta novela donde se iniciaba ese viaje. El tío de información nos dice porque carretera hay que subir así que para allá vamos, al poco de camino de cabras nos damos cuenta de que esa "carretera" no es compatible con nuestro buga, así que como habíamos venido ha hacer excursiones decidimos hacer el camino a pie (en teoría serían unos 10 kilómetros ida y otros tantos de vuelta). La niebla nos impide ver el volcán pero sabemos que está ahí, empieza la subidita...


cada vez hace más frío, más viento y aquello no deja de subir, y la niebla cada vez se hace más espesa, el de información nos dijo que allí arriba había un camp, eso es un campamento no? pues aun lo estamos buscando... como resultado, calculamos que hicimos entre 2 y 5 kilómetros más de subida (y de bajada evidentemente), nos helamos, no comimos y nos quedamos con las ganas de ver el puto volcán...
en la bajada el orejillas tuvo un pequeñillo contratiempo con sus botas como aquí podéis comprobar.

El orejillas sin botas toma la palabra...
Después de nuestra aventura y sin conseguir llegar al centro de la tierra, retomamos nuestro camino hacia Stykkisholmur (alias Sleepy Hollow). Una vez llegados al hostel y habiendo demostrado quienes eramos, Leti y Orejas se fueron para la piscinita e Iván se quedo en el hostel. Si habeis leido bien, nos fuimos a la pisci!! Después de una caminata no hay nada más reconfortante que un bañito en la pisci de aguas termales y si tiene tobogán, mucho mejor! Además de pegarnos un bañito, conocimos a un jubilado danés muy simpático. Hablamos un rato con él y nos dijo que tenía un apartamento en Cartagena.
Al terminar el bañito, fuimos a buscar al Ivi y a cenar. Para cenar sólo había 2 bares, el caro y el un poco menos caro. Acabamos cenando en el un poco menos caro y allí, nos atendió una chica islandesa (alias elfa potaca de Valencia) que vivía en Valencia y hablaba un perfecto castellano. Nos tomamos unas hamburguesas y de vuelta al hotel a dormir.